viernes, 15 de abril de 2016

Final del viaje.

Las horas se mueven, los días se escapan y las semanas pasan sin esperar a nadie, poco a poco el viaje que empezó como algo que parecían demasiados días, se termina, y lo que no veía en un futuro cercano, parece estar a la vuelta de la esquina... Es el final del viaje.



En estos dos meses y pocos días he recorrido decenas de miles de kilómetros, he hablado tres idiomas distintos y he conocido a decenas de personas. Comí en decenas de lugares distintos, dormí en un par de docenas de camas extrañas, caminé por media centena de calles desconocidas y tomé muchísimos litros de agua. Me enfermé durante siete días y me costó dormir durante cinco noches, viajé mas de un día entero en tren y otras tantas horas en metro. Caminé casi cien kilómetros y visité varios países. Soñé despierto, reí en voz alta y tuve charlas muy serias. Comí, soñé, dormí, reí, suspiré, canté, escribí, miles de verbos resumidos en 70 días... Y sin embargo, siento como si el viaje todavía no se termina.



Al subirme a ese avión que me trajo aquí, vi este viaje como algo mas, como unas vacaciones bastante largas, como una manera de disfrutar y conocer el mundo que me rodeaba. Pero me he dado cuenta de que el viaje continua, que el viaje lo comencé hace ya casi 26 años, cuando por primera vez vi la luz de este mundo con tantas posibilidades. Y otra vez vuelven a invadir los verbos, en este viaje de 26 años amé, perdí, soñé, comí, caminé, lloré, reí y miles de verbos mas... Pero aun así seguí en este viaje, porque jamas podemos saber que nos espera diez pasos adelante, ni tampoco podremos saber que casualidad nos cruzaremos mañana.

Las casualidades dominan nuestras vidas, somos un conjunto de casualidades errantes por el mundo que chocan entre si, y como una vez me dijeron, este viaje fue una de las casualidades mas hermosas de mi vida...

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